En estos dias he vivido en directo esta historia en la que he cambiado nombres y detalles, para mantener la discrección. En el mundo empresarial, el ego puede ser tanto un motor de impulso como un obstáculo insalvable. Cuando las decisiones se ven teñidas por necesidades personales y carencias emocionales, los proyectos corren el riesgo de desviarse de su propósito original. A continuación, una historia que ilustra cómo el ego puede infiltrarse en los negocios y alterar su rumbo:
Érase una vez un grupo de amigos entusiastas que decidieron emprender un proyecto empresarial cultural.
Raúl, un profesional de éxito muy reconocido a nivel mundial, decidió actuar como socio capitalista y promotor de la idea. Su aparente motivación era apoyar a profesionales talentosos que, a pesar de su excelencia, no habían alcanzado el éxito merecido y deseado. Con este fin, invirtió en la creación de una especie de lanzadera, con una narrativa atractiva y prometedora.
Sin embargo, los inicios fueron accidentados. Problemas técnicos surgieron y, aunque los usuarios apenas habían invertido en la plataforma, un 20% de ellos reaccionó con dureza, criticando a Raúl. A pesar de ello, tres miembros destacaron por su apoyo incondicional: Felipe, Sara y Ana y poco a poco fue surgiendo un staff informal.
- Felipe, un autónomo en momentos bajos, aportó rápidamente nuevos negocios gracias a sus contactos, aunque aún no confiaba plenamente en su capacidad para operar sin la plataforma. En los dias siguientes Felipe trae 3 negocios nuevos. Él tiene contactos, y todo lo necesario para generar estos negocios. (Aún no es consciente que puede realizarlos sin la lanzadera, es curioso este detalle. Ahi entra en juego el síndrome del impostor. Creando la idea de que no somos buenos profesionales, no valemos si no estamos de la mano de otro, que te da seguridad en lo que haces.
- Sara, sin experiencia en el sector ni recursos, se centró en tareas administrativas y ofreció constante apoyo emocional a Raúl, generando una relación de cercanía y dependencia emocional. Sara se pega literalmente a Raúl a todas horas. Sonrisas, y «muchas caricias emocionales». No puede generar negocio por que no sabe nada del sector, ni tiene dinero, ni contactos y técnicamente es muy floja ¿Qué aporta realmente Sara? Te lo diré: seguridad emocional, o sea, «cariñito». Sara es la narcisista. Sara hace a Raúl una maniobra llamada «bombardeo emocional». Con quien en secreto firma un acuerdo privado y mientras sin que nadie lo sepa mantiene conversaciones privadas con Felipe el tercer miembro, y Ana que no es del staff y que tiene muchos contactos y empieza a traer negocio.
El caso es que Sara se asusta ante la productividad y los resultados increíbles que no viene de su mano. Les ordena detenerse, y dejarlo todo. ¿Por que hace esto? es la pregunta correcta. Ella no quiere a nadie más en el equipo / staff. Crea una rivalidad con Felipe y Ana, como supuesta «jefa» les ordena parar los negocios, lo cual es claramente jugar en contra de los intereses del emprendimiento. Su objetivo parecía ser consolidarse como líder indiscutible, incluso a costa del crecimiento del emprendimiento.
- Ana, una empresaria con una amplia red de contactos, comenzó a atraer negocios significativos a la plataforma.
Tanto Ana (empresaria) y Felipe (autónomo en momentos bajos) se han anticipado a generar negocio sin tener un «pacto entre socios» documentado y sin tener idea de que Sara y Raúl tiene algún tipo de pacto privado. Pero Raúl siempre habla de que somos 3 por Felipe Sara y Raúl…..¿quién juega limpio aqui?. Ahí va Felipe y pone las cartas sobre la mesa descubriendo el enredo, y pone orden.
Felipe, al percatarse de las maniobras de Sara, decidió confrontar la situación y buscar transparencia. Esta revelación puso de manifiesto cómo las inseguridades personales y el ego pueden desviar el propósito de un proyecto.
Reflexión y moralejas:
La historia presentada ofrece valiosas lecciones sobre la influencia del ego en el ámbito empresarial. A continuación, se destacan algunos aprendizajes clave:
- La importancia del autoconocimiento profundo en el ámbito empresarial. De tus programas inconscientes, y tus saboteadores, en definitiva de tu EGO. Tanto si eres líder o miembro de un equipo. Para reconocer personalidades, y juegos tóxicos. Literalmente el que no es consciente, está en las manos del que si lo es. Aqui Sara es la única que se conoce, e investiga a los demás, para dominar la situación. Por desgracia, es la narcisista de esta historia. Conocerse uno mismo y conocer las dinámicas es conocer el terreno de juego, no solo el sector empresarial, los contactos y los trucos empresariales, ……conócete a ti mismo y conoce el EGO. ¿Por qué los demás no tiene en cuenta este factor?
- El ego, si no se gestiona adecuadamente, puede convertirse en un enemigo del liderazgo efectivo, distorsionando la realidad y afectando negativamente las decisiones. El ego puede llevar a los líderes y/o colaboradores a perder contacto con la realidad, creando una visión distorsionada de sus capacidades y del entorno.
- Es esencial que los líderes cultiven el autoconocimiento y estén atentos a cómo sus necesidades personales pueden influir en sus decisiones empresariales. Solo así podrán construir equipos sólidos y proyectos exitosos, libres de las trampas del ego.
- Importancia de la comunicación abierta y honesta: La falta de transparencia y las agendas ocultas pueden generar desconfianza y conflictos internos. Fomentar un ambiente donde se compartan inquietudes y objetivos de manera clara es esencial para el éxito colectivo.
- Reconocimiento y gestión del ego en el liderazgo: Un ego que no conocemos puede nublar el juicio y dificultar la toma de decisiones objetivas. Los líderes deben ser conscientes de sus propias limitaciones y estar abiertos a diferentes perspectivas para evitar decisiones impulsivas que perjudiquen al equipo.
- Establecimiento de estructuras claras y acuerdos formales: La ausencia de acuerdos bien definidos puede llevar a malentendidos y conflictos. Es fundamental documentar roles, responsabilidades y expectativas desde el inicio para garantizar una colaboración efectiva y evitar disputas futuras.
- Atención a las dinámicas de poder y relaciones interpersonales: Es esencial estar alerta a cómo las relaciones personales y las dinámicas de poder pueden influir en el ambiente laboral. Identificar y abordar comportamientos que busquen manipular o controlar a otros ayuda a mantener un entorno de trabajo saludable y productivo.
- Promoción de una cultura de retroalimentación constructiva: Crear un espacio donde se valore la retroalimentación permite que los miembros del equipo expresen sus inquietudes y sugerencias sin temor. Esto contribuye a la mejora continua y al fortalecimiento de la confianza mutua.
- Gestión adecuada de los conflictos: Los desacuerdos son naturales en cualquier organización. Sin embargo, es crucial abordarlos de manera constructiva, buscando soluciones que beneficien al colectivo y evitando que el ego personal interfiera en la resolución efectiva de problemas.
Estas lecciones subrayan la importancia del autoconocimiento, la comunicación transparente y la humildad en el entorno empresarial. Al priorizar el bienestar del equipo sobre las ambiciones personales, se sientan las bases para un liderazgo sólido y un éxito sostenible.
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